En la penúltima jornada de la “Liga Adelante” dos viejos conocidos de pasado reciente blanquiverde se veían las caras en uno de los duelos directos por evitar el descenso. La Nueva Condomina de Murcia fue testigo del reencuentro entre José González y Paco Jémez…y sus respectivos segundos, Cortijo y Luna Eslava. El morbo estaba asegurado, debido al “no feeling” existente entre ambos banquillos. En la lejanía, el club que los hizo “enemigos permanentes”, también se jugaba el descenso.
La historia del desencanto es simple y rápida. En la temporada 2007-2008, el gaditano José González sustituyó a Jémez cuando éste entrenaba a los blanquiverdes. No acabó de congeniar bien el hoy técnico murciano con jugadores, afición… y cuerpo técnico. Su segundo por entonces, Juan Luna Eslava, fue un incómodo parche ante la indisponibilidad de Alfonso Cortijo (también ex_ cadista) como ayudante para culminar esa agónica temporada marcada por la salvación final en Anoeta. Comenzó la temporada 2008-2009 y en Córdoba se esperaba el más mínimo traspiés para fulminar a González y su, ahora sí, segundo entrenador, Cortijo. No se comieron el turrón. Y el sustituto fue…¡exacto! Luna Eslava, quien mejoró los números de su predecesor y llevó al cordobesismo a la salvación más placentera de los últimos años. Mientras, Paco Jémez, jugaba al golf y esperaba llamadas. El Cartagena aporreó su puerta y acabó ascendido a Segunda.
Curiosamente, los cuatro técnicos a comienzos de la presente temporada tenían número en la cola del paro. José Miguel Campos dejó su lugar en Murcia a José González en el momento que los granates encadenaron una racha negativa que los metió abajo sin paliativos. A la directiva murciana apenas le tembló el pulso para finiquitar a un hombre que había salvado el año anterior a una escuadra que olía a 2ªB desde el principio. Cosas del fútbol. En el otro bando, el histórico Sergio Kresic fue sustituido por Paco Jémez en la U.D. Las Palmas en el último tercio de liga cuando los canarios se asomaban peligrosamente a los puestos de descenso.
El destino, caprichoso él, trazó un reencuentro. Y ese ¡qué hay de nuevo! fue en una penúltima y dramática jornada, que ha servido para esclarecer el panorama de algunos y complicar la vida a otros.
De entre los que se han complicado la vida, tenemos al equipo insular. El primer “match ball” de los amarillos tuvo poca historia. Los “pimentoneros” salieron enchufados desde un principio, alentados por 21000 almas y a los veinte minutos tenían encarrilado el partido. Un quiero y no puedo de los “canariones”, sin mordiente en ataque (volvió a aparecer el inoperante Marcos Márquez de años cordobesistas) hizo que el duelo finalmente se decantara para el tándem González-Cortijo.
Con esa victoria, el Murcia llega con opciones a la última jornada. Un Girona casi salvado (una difícil combinación lo mandaría a 2ªB) le espera en Montilivi. Las Palmas lo tiene más fácil. Juega ante un Nástic salvado que bien podría viajar con el equipaje lleno de bañadores y cremas solares para facilitar el trabajo a los insulares. Pero, incluso ganando los locales, puede que sea insuficiente, pues dependerán de marcadores en otros campos (Balaídos, Carranza, Cartagonova, Teresa Rivero…) Si pierden, ya pueden ir haciendo cábalas sobre quiénes van a ser sus futuros compañeros de competición el próximo año en 2ªB, si tendrán que pelearse con el grueso andaluz o con el siempre variopinto grupo II.
Y en lo que respecta a la familia blanca y verde, aliviados ya por la salvación tras el recital ante el Real Unión de Irún (gracias por tus goles, Pepe…) ahora sólo nos quedaría desear lo mejor para unos cordobeses que se van a jugar la vida el próximo sábado en el Estadio Gran Canaria. Lo tienen complicado, pero no imposible.
A por los puntos y la salvación. Suerte, Paco. Suerte, Juan.

Unas planchitas...
martes, 15 de junio de 2010
"VALLEKAS", TEMPLO MALDITO
El Estadio Teresa Rivero del madrileño barrio de Vallecas es sinónimo de “kangui”, “kanguelo” o “akojone”, ya que las tres últimas visitas cordobesistas al feudo rayista se cuentan por derrotas impepinables que generan discordia y malestar en afición y en todos los estamentos del club. Dejando atrás la broma ortográfica, centrémonos en ese clima convulso que trae consigo cada partido ante los franjirrojos.
Parece que llevamos toda la vida enfrentándonos al Rayo Vallecano. Pues no. En las diez últimas temporadas, solamente hemos compartido con el equipo de Madrid tres campañas en Segunda División o “Liga Adelante”. Ellos tuvieron un brillante inicio de década en la “Liga de las estrellas” (llegaron incluso a jugar cuartos de final de UEFA) para posteriormente caer al “pozo” de la categoría de bronce y permanecer ahí cuatro añitos. Menos mal que nosotros sufrimos sólo la 2ªB en el periodo 2005-2007.
Se dá la circunstancia de que siempre se ha rendido visita al estadio de la calle Payaso Fofó en los tramos finales de liga. En la 2003-2004, un “rayito” casi descendido veía un resquicio de luz gracias a la tarde veraniega de principios de junio que se tomaron un grupo de caraduras que por aquella época ¿defendían? la elástica blanca y verde. Desgraciadamente para los vallecanos, fue un espejismo, ya que acabaron la liga como segundo peor equipo, en el puesto 21 con tan sólo 43 puntos. La nave cordobesista, con Pedrito al mando en los dos últimos partidos de liga, tuvo que sumar obligatoriamente los puntos en juego para no descender... Gracias, Leganés.
El año pasado, en la jornada 37, los jugadores blanquiverdes deambularon por el césped del Teresa Rivero, llevándose cinco… y gracias. Juan Luna Eslava, acabó desesperado y la afición allí presente, protestó airadamente por la desastrosa imagen mostrada…”jugadores, mercenarios”, a la salida de vestuarios. Afortunadamente, aún quedaban cinco jornadas y tras tocar fondo, se lograron 12 de 15 puntos para acabar en la decimotercera plaza. “Chapeau” para cuerpo técnico y afición. Aprobado para jugadores.
Y llegamos a lo ocurrido este pasado fin de semana. Ocho partidos en sábado con todos los implicados en el descenso salvo blanquiverdes y Real Unión de Irún. Resultados dispares y el cordobesismo con la necesidad de puntuar el domingo ante el Rayo Vallecano. Tres cuartos de entrada, calor infernal y el equipo del clan Ruiz Mateos, que no es ni la sombra del plantel de la temporada pasada, agarra la salvación casi automática gracias a un 3-2 engañoso, pues de no haberse colado un rocambolesco gol en la única portería que no tiene fondo con gradas del fútbol español, hubiera a buen seguro goleado a un ridículo, patético Córdoba... de portero descentrado, defensa compuesta no precisamente por rottweillers sino por corderitos, mediocampo burlado y bailado al son del “movillismo” (en honor a un tipo calvito entrado en años, culón y con barriguita, lejos de su mejor forma, pero con una calidad que ya quisieran muchos de los del extraño uniforme de cruz amarilla sobre fondo negro) y una delantera…perdón, ¿he dicho delantera? Un “gordito” muy querido por la afición, ya retirado, un tal Javier Moreno Valera, con diez kilos sobrantes y una movilidad de no más de veinte metros cuadrados, todavía hubiera sido capaz de crear más peligro que todos ésos que se hacen llamar atacantes.
Dos jornadas, seis en juego. Un vergonzoso puntito de dieciocho, no lleva a pensar en positivo, sobre todo por lo que se avecina. Y es que los vascos de Irún llegarán al Nuevo Arcángel con la moral con las nubes, tras haber ganado al Levante. En caso de fatalidad, aún quedaría una oportunidad en Castellón para alcanzar como mínimo los 50, aunque viendo como están las cosas, incluso pueden ser insuficientes. Pinta el panorama otra tarde eterna. Como aquella de Anoeta…
Parece que llevamos toda la vida enfrentándonos al Rayo Vallecano. Pues no. En las diez últimas temporadas, solamente hemos compartido con el equipo de Madrid tres campañas en Segunda División o “Liga Adelante”. Ellos tuvieron un brillante inicio de década en la “Liga de las estrellas” (llegaron incluso a jugar cuartos de final de UEFA) para posteriormente caer al “pozo” de la categoría de bronce y permanecer ahí cuatro añitos. Menos mal que nosotros sufrimos sólo la 2ªB en el periodo 2005-2007.
Se dá la circunstancia de que siempre se ha rendido visita al estadio de la calle Payaso Fofó en los tramos finales de liga. En la 2003-2004, un “rayito” casi descendido veía un resquicio de luz gracias a la tarde veraniega de principios de junio que se tomaron un grupo de caraduras que por aquella época ¿defendían? la elástica blanca y verde. Desgraciadamente para los vallecanos, fue un espejismo, ya que acabaron la liga como segundo peor equipo, en el puesto 21 con tan sólo 43 puntos. La nave cordobesista, con Pedrito al mando en los dos últimos partidos de liga, tuvo que sumar obligatoriamente los puntos en juego para no descender... Gracias, Leganés.
El año pasado, en la jornada 37, los jugadores blanquiverdes deambularon por el césped del Teresa Rivero, llevándose cinco… y gracias. Juan Luna Eslava, acabó desesperado y la afición allí presente, protestó airadamente por la desastrosa imagen mostrada…”jugadores, mercenarios”, a la salida de vestuarios. Afortunadamente, aún quedaban cinco jornadas y tras tocar fondo, se lograron 12 de 15 puntos para acabar en la decimotercera plaza. “Chapeau” para cuerpo técnico y afición. Aprobado para jugadores.
Y llegamos a lo ocurrido este pasado fin de semana. Ocho partidos en sábado con todos los implicados en el descenso salvo blanquiverdes y Real Unión de Irún. Resultados dispares y el cordobesismo con la necesidad de puntuar el domingo ante el Rayo Vallecano. Tres cuartos de entrada, calor infernal y el equipo del clan Ruiz Mateos, que no es ni la sombra del plantel de la temporada pasada, agarra la salvación casi automática gracias a un 3-2 engañoso, pues de no haberse colado un rocambolesco gol en la única portería que no tiene fondo con gradas del fútbol español, hubiera a buen seguro goleado a un ridículo, patético Córdoba... de portero descentrado, defensa compuesta no precisamente por rottweillers sino por corderitos, mediocampo burlado y bailado al son del “movillismo” (en honor a un tipo calvito entrado en años, culón y con barriguita, lejos de su mejor forma, pero con una calidad que ya quisieran muchos de los del extraño uniforme de cruz amarilla sobre fondo negro) y una delantera…perdón, ¿he dicho delantera? Un “gordito” muy querido por la afición, ya retirado, un tal Javier Moreno Valera, con diez kilos sobrantes y una movilidad de no más de veinte metros cuadrados, todavía hubiera sido capaz de crear más peligro que todos ésos que se hacen llamar atacantes.
Dos jornadas, seis en juego. Un vergonzoso puntito de dieciocho, no lleva a pensar en positivo, sobre todo por lo que se avecina. Y es que los vascos de Irún llegarán al Nuevo Arcángel con la moral con las nubes, tras haber ganado al Levante. En caso de fatalidad, aún quedaría una oportunidad en Castellón para alcanzar como mínimo los 50, aunque viendo como están las cosas, incluso pueden ser insuficientes. Pinta el panorama otra tarde eterna. Como aquella de Anoeta…
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